Ayer el Consejo de Ministros aprobó el nuevo baremo de discapacidad, el proyecto de Real Decreto por el que se establece el procedimiento para el reconocimiento, declaración y calificación del grado de discapacidad.
Este texto sustituirá al vigente en la actualidad, de 1999 pasando de un enfoque médico-rehabilitador a un enfoque más social y acorde con el concepto actual de discapacidad y con la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad de acuerdo a la Clasificación Internacional del Funcionamiento, la Discapacidad y la Salud de la Organización Mundial de la Salud.
El nuevo baremo de discapacidad más eficaz
El nuevo baremo pretende ser más eficaz y lograr una evaluación más completa y precisa de la situación de discapacidad homogenizando las valoraciones de los distintos territorios del Estado y respondiendo a los estándares internacionales.
Novedades como trámites de urgencia
Entre otras novedades, establece un trámite de urgencia para valorar causas humanitarias, de especial necesidad social, de salud o de esperanza de vida al que podrán acogerse personas con enfermedades degenerativas o las víctimas de violencia de género, ya que, según la última Macroencuesta de Violencia contra la Mujer, el 17,5% tienen una discapacidad ocasionada por esta violencia; siendo el objetivo principal del nuevo texto agilizar y flexibilizar los trámites de obtención del certificado de discapacidad.
La tramitación del nuevo baremo de discapacidad pone en el centro a las personas
También permite valorar y calificar otras situaciones que causan discapacidad como el autismo o las enfermedades raras, permitiéndose la revisión conforme surjan nuevas causas de discapacidad o se realicen nuevos descubrimientos científicos y garantiza el derecho de los menores con discapacidad a ser informados, oídos y escuchados.
Cocemfe Estatal y Cermi han sido algunas de las entidades que han impulsado y demandado esta nueva regulación con el objetivo de reducir tiempos de espera de la obtención del certificado de discapacidad, que en algunas comunidades supera los dos años de espera.